Estamos muy contentos con nuestro «Huerto Escolar», también tenemos «Invernadero» y nuestra propia «Compostera».
Los chicos se divierten y aprenden un montón de cosas.
Además es otro lugar de encuentro con las familias, pues son muchas las que nos visitan cada año para ayudarnos, enseñarnos y sobre todo para compartir un tiempo maravilloso.
Gracias a nuestro huerto…
Fomentamos una buena alimentación
Animar a los niños y niñas a cultivar sus propias hortalizas es una buena manera de que se familiaricen con ellas y aprendan a valorarlas. De este modo, los huertos escolares pueden ayudarnos a fomentar una alimentación variada, con un alto porcentaje de fruta y verdura. Ya sabemos que una dieta equilibrada resulta fundamental en la infancia.
Aprendemos de manera «significativa»
Además, un huerto resulta muy útil como complemento al trabajo en el aula. Nos sirve para aprender muchas cosas de ciencias naturales, para trabajar las matemáticas, lengua, arts…
Desarrollamos habilidades motrices
Cultivar hortalizas requiere usar las manos para remover la tierra, así como utilizar instrumentos: desde palas o rastrillos a regaderas o tablas de sujeción para que una planta crezca enderezada. Es, por tanto, un modo de que los más pequeños trabajen la motricidad fina mientras realizan una actividad educativa también a otros niveles.
Trabajamos en equipo
Para crear un huerto escolar, además de usar las manos, necesitamos poner en práctica otras habilidades. Hay que seleccionar los cultivos en base a las condiciones de la zona, planificar las actividades necesarias para alcanzar el objetivo y coordinarse sobre el terreno para llevarlas a cabo. Todo ello supone, por tanto, trabajar en equipo, adquiriendo además cierta autonomía.
Formamos grupos Internivelares
El huerto nos permite que niños y niñas de distintas edades interactúen entre sí y participen simultáneamente en su cuidado, adaptándose a las labores apropiadas para su edad.
Es una actividad que pueden llevar a cabo tanto niños y niñas de infantil y primaria como personas adultas, siempre que respetemos las capacidades y limitaciones de cada uno.
Inculcamos el valor del esfuerzo
El trabajo en el huerto inculca la idea de que para obtener resultados es necesario mucho esfuerzo, pero también que el trabajo tiene su recompensa.
Aprendemos disfrutando del sol y el aire libre
Salir de la clase a aprender en un espacio al aire libre, es una auténtica maravilla.
Aprovechamos residuos
Utilizamos restos orgánicos para elaborar abono. Es sin duda una manera de aprovechar los residuos y contribuir de ese modo al cuidado del medio y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Nuestras familias participan
Como ya hemos apuntado anteriormente, los familiares, sean expertos o no, vienen por aquí y compartimos momentos muy agradables.